domingo, 10 de agosto de 2025

Lecturas 10 de Agosto de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Sabiduría 18:6-9

    6
    Aquella noche fue anunciada de antemano a nuestros padres,
    para que se alegraran, conscientes de las promesas en que creían.
    7
    Tu pueblo recibió expectante
    la salvación de los justos y la perdición de los enemigos.
    8
    Porque con lo mismo que castigaste a los adversarios,
    con eso mismo, nos glorificaste llamándonos a Ti.
    9
    Los hijos santos de los buenos ofrecían sacrificios a escondidas
    y se imponían unánimes esta ley divina: que los santos compartirían por igual los bienes y peligros; así empezaron a entonar los cantos de alabanza de los padres.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 33:1, 12, 18-22

    1
    Aclamad, justos, al Señor.
    La alabanza es propia de los rectos.
    12
    Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
    el pueblo que Él se eligió como heredad.
    18
    Los ojos del Señor velan por quienes le temen,
    por los que esperan en su misericordia,
    19
    para librar sus almas de la muerte,
    y hacerlos subsistir en la penuria.
    20
    Nuestra alma espera en el Señor,
    Él es nuestro socorro y nuestro escudo;
    21
    en Él se alegra nuestro corazón,
    en su santo Nombre confiamos.
    22
    Que tu misericordia, Señor, esté sobre nosotros,
    que hemos puesto en Ti nuestra esperanza. 

  • Segunda Lectura

    Hebreos 11:1-2, 8-19

    1La fe es fundamento de las cosas que se esperan, prueba de las que no se ven.
    2Por ella los antepasados han recibido un testimonio.
    8Por la fe, Abrahán obedeció al ser llamado para ir al lugar que iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde marchaba.
    9Por la fe, peregrinó por la tierra prometida como en tierra extraña, y habitó en tiendas, igual que harían Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas;
    10porque esperaba la ciudad fundada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
    11Por la fe, también Sara, que era estéril, recibió vigor para concebir, aun superada ya la edad oportuna, porque creyó que era digno de fe el que se lo había prometido.
    12De modo que de uno solo, y ya decrépito, nacieron hijos tan numerosos como las estrellas del cielo e incontables como las arenas de las playas del mar.
    13En la fe, murieron todos ellos, sin haber conseguido las promesas, sino viéndolas y saludándolas desde lejos, y reconociendo que eran peregrinos y forasteros en la tierra.
    14Los que hablaban así manifestaban que iban en busca de una patria.
    15Pues si hubieran añorado la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión de volver a ella.
    16Pero aspiraban a una patria mejor, es decir, a la celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios suyo, porque les ha preparado una ciudad.
    17Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac, y el que había recibido las promesas se dispuso a ofrecer a su único hijo
    18de quien se le había dicho: En Isaac tendrás descendencia.
    19Pensaba, en efecto, que Dios es poderoso incluso para resucitar de entre los muertos. Por eso lo recobró y fue como un símbolo.

    OR

    Hebreos 11:1-2, 8-12

    1La fe es fundamento de las cosas que se esperan, prueba de las que no se ven.
    2Por ella los antepasados han recibido un testimonio.
    8Por la fe, Abrahán obedeció al ser llamado para ir al lugar que iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde marchaba.
    9Por la fe, peregrinó por la tierra prometida como en tierra extraña, y habitó en tiendas, igual que harían Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas;
    10porque esperaba la ciudad fundada sobre cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
    11Por la fe, también Sara, que era estéril, recibió vigor para concebir, aun superada ya la edad oportuna, porque creyó que era digno de fe el que se lo había prometido.
    12De modo que de uno solo, y ya decrépito, nacieron hijos tan numerosos como las estrellas del cielo e incontables como las arenas de las playas del mar.

  • Evangelio

    Lucas 12:32-48

    32»No temáis, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino.
    33Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no envejecen, un tesoro que no se agota en el cielo, donde el ladrón no llega ni la polilla corroe.
    34Porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
    35»Tened ceñidas vuestras cinturas y encendidas las lámparas,
    36y estad como quienes aguardan a su amo cuando vuelve de las nupcias, para abrirle al instante en cuanto venga y llame.
    37Dichosos aquellos siervos a los que al volver su amo los encuentre vigilando. En verdad os digo que se ceñirá la cintura, les hará sentar a la mesa y acercándose les servirá.
    38Y si viniese en la segunda vigilia o en la tercera, y los encontrase así, dichosos ellos.
    39Sabed esto: si el dueño de la casa conociera a qué hora va a llegar el ladrón, no permitiría que se horadase su casa.
    40Vosotros estad también preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre.
    41
    Y le preguntó Pedro:
    —Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?
    42
    El Señor respondió:
    —¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el amo pondrá al frente de la casa para dar la ración adecuada a la hora debida?
    43Dichoso aquel siervo a quien su amo cuando vuelva encuentre obrando así.
    44En verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
    45Pero si ese siervo dijera en sus adentros: «Mi amo tarda en venir», y comenzase a golpear a los criados y criadas, a comer, a beber y a emborracharse,
    46llegará el amo de aquel siervo el día menos pensado, a una hora imprevista, lo castigará duramente y le dará el pago de los que no son fieles.
    47El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no fue previsor ni actuó conforme a la voluntad de aquél, recibirá muchos azotes;
    48en cambio, el que sin saberlo hizo algo digno de castigo, recibirá pocos azotes. A todo el que se le ha dado mucho, mucho se le exigirá, y al que le encomendaron mucho, mucho le pedirán.

    OR

    Lucas 12:35-40

    35»Tened ceñidas vuestras cinturas y encendidas las lámparas,
    36y estad como quienes aguardan a su amo cuando vuelve de las nupcias, para abrirle al instante en cuanto venga y llame.
    37Dichosos aquellos siervos a los que al volver su amo los encuentre vigilando. En verdad os digo que se ceñirá la cintura, les hará sentar a la mesa y acercándose les servirá.
    38Y si viniese en la segunda vigilia o en la tercera, y los encontrase así, dichosos ellos.
    39Sabed esto: si el dueño de la casa conociera a qué hora va a llegar el ladrón, no permitiría que se horadase su casa.
    40Vosotros estad también preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre.

sábado, 9 de agosto de 2025

Lecturas 9 de Agosto de 2025

 

  • Primera Lectura

    Deuteronomio 6:4-13

    4»Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno.
    5»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
    6»Que estas palabras que yo te dicto hoy estén en tu corazón.
    7Las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés sentado en casa y al ir de camino, al acostarte y al levantarte.
    8Las atarás a tu mano como un signo, servirán de recordatorio ante tus ojos.
    9Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portones.
    10»Una vez que el Señor, tu Dios, te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob que te daría, con ciudades grandes y hermosas que tú no has edificado,
    11con casas llenas de toda clase de bienes que tú no has allegado, con aljibes ya cavados que tú no has fabricado, viñedos y olivares que tú no has plantado y de los que, sin embargo, comerás y te saciarás,
    12entonces, esmérate en no olvidarte del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud.
    13»Temerás al Señor, tu Dios, le darás culto, y en su nombre harás tus juramentos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 18:2-4, 47, 51

    2
    Y dijo:
    Yo te amo, Señor, fortaleza mía,
    3
    Señor, mi roca, mi fortaleza, mi libertador,
    mi Dios, mi peña donde me refugio, mi escudo, la fuerza de mi salvación, mi alcázar.
    4
    Invoco al Señor, digno de alabanza,
    y quedo a salvo de mis enemigos.
    47
    ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!
    ¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!
    51
    Él hace grandes las victorias de su rey
    y tiene misericordia de su Ungido, de David y su descendencia por siempre. 

  • Evangelio

    Mateo 17:14-20

    14Al llegar donde la multitud, se acercó a él un hombre, se puso de rodillas
    15
    y le suplicó:
    —Señor, ten compasión de mi hijo, porque está lunático y sufre mucho; muchas veces se cae al fuego y otras al agua.
    16Lo he traído a tus discípulos y no lo han podido curar.
    17
    Jesús contestó:
    —¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo aquí.
    18Le increpó Jesús y salió de él el demonio, y quedó curado el muchacho desde aquel momento.
    19
    Luego los discípulos se acercaron a solas a Jesús y le dijeron:
    —¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo?
    20—Por vuestra poca fe —les dijo—. Porque os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este monte: «Trasládate de aquí allá», y se trasladaría, y nada os sería imposible. 

viernes, 8 de agosto de 2025

Lecturas 8 de Agosto de 2025

 

  • Primera Lectura

    2 Timoteo 4:1-5

    1En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que va a juzgar a vivos y muertos, por su manifestación y por su reino, te advierto seriamente:
    2predica la palabra, insiste con ocasión y sin ella, reprende, reprocha y exhorta siempre con paciencia y doctrina.
    3Pues vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus pasiones para halagarse el oído.
    4Cerrarán sus oídos a la verdad y se volverán a los mitos.
    5Pero tú sé sobrio en todo, sé recio en el sufrimiento, esfuérzate en la propagación del Evangelio, cumple perfectamente tu ministerio.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 37:3-6, 30-31

    3
    (Bet) Confía en el Señor y haz el bien;
    habita tu tierra y guarda la fidelidad.
    4
    Pon tu delicia en el Señor,
    y te concederá los deseos de tu corazón.
    5
    (Guímel) Encomienda al Señor tu camino,
    confía en Él, que Él actuará
    6
    y hará despuntar tu justicia como la aurora,
    y tu derecho como luz del mediodía.
    30
    (Pe) La boca del justo habla sabiduría
    y su lengua pronuncia lo recto;
    31
    pues en su corazón está la Ley de su Dios:
    sus pasos no vacilan.

  • Evangelio

    Mateo 5:13-16

    13»Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa ¿con qué se salará? No vale más que para tirarla fuera y que la pisotee la gente.
    14»Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en lo alto de un monte;
    15ni se enciende una luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa.
    16Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos.

jueves, 7 de agosto de 2025

Lecturas 7 de Agosto de 2025

 

  • Primera Lectura

    Números 20:1-13

    1Toda la comunidad de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin en el mes primero, y el pueblo se estableció en Cadés. Allí murió María y allí fue sepultada.
    2La comunidad no tenía agua, y se reunieron contra Moisés y contra Aarón;
    3
    se rebeló el pueblo contra Moisés diciendo:
    —¡Ojalá hubiéramos perecido cuando nuestros hermanos perecieron ante el Señor!
    4¿Por qué habéis traído a la asamblea del Señor a este desierto, para que en él muramos nosotros y nuestro ganado?
    5¿Por qué nos habéis hecho subir desde Egipto para traernos a un lugar tan malo como éste? ¡No es un sitio de siembra, ni de higueras, ni de vides ni de granados; ni siquiera hay agua para beber!
    6Moisés y Aarón, apartándose de la asamblea, fueron a la entrada de la Tienda de la Reunión, cayeron sobre sus rostros, y se les manifestó la gloria del Señor.
    7El Señor habló a Moisés diciendo:
    8—Toma la vara y reúne a la comunidad, junto con Aarón, tu hermano. Hablaréis a la roca a la vista de ellos, y dará su agua. Harás manar para ellos agua de la roca y darás de beber a la comunidad y a su ganado.
    9Y sacó Moisés la vara de delante del Señor, como él lo había mandado.
    10
    Moisés y Aarón reunieron a la asamblea delante de la roca, y les dijeron:
    —Escuchad, rebeldes: ¿acaso podemos hacer manar agua de esta roca para vosotros?
    11Moisés levantó su mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y manó agua en abundancia; y bebió la comunidad y su ganado.
    12
    El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
    —Puesto que no habéis creído en mí y no me habéis santificado a los ojos de los hijos de Israel, por eso no haréis entrar a esta asamblea en la tierra que les he dado.
    13Éstas son las aguas de Meribá, donde los hijos de Israel se rebelaron contra el Señor, y Él mostró su santidad ante ellos.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 95:1-2, 6-9

    1
    ¡Venid!, cantemos jubilosos al Señor,
    aclamemos a la Roca de nuestra salvación.
    2
    Vayamos a su presencia con acción de gracias,
    aclamémosle con salmos.
    6
    Venid, adoremos y postrémonos,
    pongámonos de hinojos ante el Señor, nuestro Hacedor.
    7
    Pues Él es nuestro Dios,
    y nosotros el pueblo que Él apacienta, las ovejas que Él cuida. ¡Ojalá escuchéis hoy su voz!
    8
    No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá,
    como el día de Masá, en el desierto,
    9
    donde me tentaron vuestros padres,
    me pusieron a prueba, aunque habían visto mis obras.

  • Evangelio

    Mateo 16:13-23

    13
    Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, comenzó a preguntar a sus discípulos:
    —¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
    14
    Ellos respondieron:
    —Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o alguno de los profetas.
    15
    Él les dijo:
    —Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
    16
    Respondió Simón Pedro:
    —Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.
    17
    Jesús le respondió:
    —Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
    18Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
    19Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos.
    20Entonces ordenó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.
    21Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y padecer mucho por causa de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar al tercer día.
    22
    Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderle diciendo:
    —¡Dios te libre, Señor! De ningún modo te ocurrirá eso.
    23
    Pero él se volvió hacia Pedro y le dijo:
    —¡Apártate de mí, Satanás! Eres escándalo para mí, porque no sientes las cosas de Dios sino las de los hombres.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Lecturas 6 de Agosto de 2025

 

Lecturas diarias:

  • Primera Lectura

    Daniel 7:9-10, 13-14

    9
    »Seguí mirando hasta que se levantaron unos tronos y un anciano en días se sentó.
    Su vestido era blanco como nieve, el cabello de su cabeza como lana pura; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, fuego llameante.
    10
    Corría un río de fuego que surgía delante de él.
    Miles de millares le servían, miríadas y miríadas permanecían ante él. El tribunal se sentó y se abrieron los libros.
    13
    Seguí mirando en mi visión nocturna
    y he aquí que con las nubes del cielo venía como un hijo de hombre. Avanzó hasta el anciano venerable y fue llevado ante él.
    14
    A él se le dio dominio, honor y reino.
    Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su dominio es un dominio eterno que no pasará; y su reino no será destruido.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 97:1-2, 5-6, 9

    1
    El Señor reina: exulte la tierra,
    alégrense las islas incontables.
    2
    Nubes y tinieblas lo rodean,
    justicia y derecho son el fundamento de su trono.
    5
    Los montes se derriten como cera ante el Señor,
    ante el Dueño de toda la tierra.
    6
    Los cielos anuncian su justicia,
    y todos los pueblos contemplan su gloria.
    9
    Porque Tú eres el Señor,
    el Altísimo sobre toda la tierra, ensalzado sobre todos los dioses.

  • Segunda Lectura

    2 Pedro 1:16-19

    16Pues os hemos dado a conocer el poder y la venida futura de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino porque hemos sido testigos oculares de su majestad.
    17En efecto, él fue honrado y glorificado por Dios Padre, cuando la suprema gloria le dirigió esta voz: «Éste es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias».
    18Y esta voz venida del cielo la oímos nosotros estando con él en el monte santo.
    19Y tenemos así mejor confirmada la palabra de los profetas, a la que hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que alumbra en la oscuridad, hasta que alboree el día y el lucero de la mañana amanezca en vuestros corazones.

  • Evangelio

    Lucas 9:28-36

    28Unos ocho días después de estas palabras, se llevó con él a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a un monte para orar.
    29Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y muy brillante.
    30En esto, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías
    31que, apareciendo en forma gloriosa, hablaban de la salida que Jesús iba a cumplir en Jerusalén.
    32Pedro y los que estaban con él se encontraban rendidos por el sueño. Y al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban a su lado.
    33
    Cuando éstos se apartaron de él, le dijo Pedro a Jesús:
    —Maestro, qué bien estamos aquí; hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías —pero no sabía lo que decía.
    34Mientras así hablaba, se formó una nube y los cubrió con su sombra. Al entrar ellos en la nube, se atemorizaron.
    35
    Y se oyó una voz desde la nube que decía:
    —Éste es mi Hijo, el elegido: escuchadle.
    36Cuando sonó la voz, se quedó Jesús solo. Ellos guardaron silencio, y a nadie dijeron por entonces nada de lo que habían visto.